Ver a Nidia Bermejo interpretando el papel de una niña que ha sido asesinada en época de terrorismo fue desgastador, por todo el sufrimiento que le causó la muerte antes, durante y después. En La Cautiva te hablan de cómo naces y en un solo paso te puedes morir, de las nostalgias de un muerto y la negación de estarlo. Te hace sentir incómodo porque lo que estás viendo es real, es algo que muy probablemente le sucedió a alguien en un época difícil que hasta el día de hoy no puedo juzgar, una época donde no hubo ni buenos ni malos, todos creían tener la razón o merecer algo y a la vez nadie la tenía. Es muy importante cómo el escritor introdujo el papel del médico forense su asistente y el de los militares, roles a cargo de Carlos Victoria, Alaín Salinas y Emilram Cossio respectivamente, alrededor de la muerte de María Josefa que en teoría merecía estar muerta y a la vez estaba ‘limpia’. La Cautiva te hace reflexionar sobre la ética, los valores, lo que es ‘justo’ y lo que no, en un contexto difícil de entender sino lo viviste, pero La Cautiva lo logra, logra trasladarte a ese contexto de una manera increíble.

Conversé con Chela de Ferrari y le pregunté por qué decidió de entre todas dirigir esta obra, porque de entre cualquier obra del mundo no podría haber elegido otra, me dijo con un brillo en los ojos que no puedo describir, no porque sea de Sala de Parto y quiero promocionarla o porque sea peruana me añadió y estoy de acuerdo, esta obra merece estar en cartelera y que Chela la dirija.